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Arquitectura

 

La arquitectura azteca era conocida hasta hace algunas décadas por la descripciones de las cronistas españoles, que hablaban con admiración de la gran capital mexica, la ciudad de Tenochtitlán, y especialmente de su gran teocali o teocalli (templo Mayor). Destruida la ciudad y templo para levantar sobre sus ruinas progresivamente la actual ciudad de México, nunca se pudo comprobar la veracidad de aquellos relatos, tan solo se conocía la arquitectura azteca por algunos pequeños templos emplazados en lugares bastantes alejados de la metrópoli, como el templo-pirámide de Tenayuca, bastante bien conservado; el de Tlatelolco; el llamado "castillo" de Teayo (en el estado de Veracruz), y sobre todo el santuario rupestre de Malinalco y el templo circular de Calixtahuaca.

El gran teocalli, o templo mayor de Tenochtitlán.

En 1972, en el transcurso de la ciudad de México, en las proximidades del Zócalo se realizaron numerosos e importantes hallazgos de objetos votivos aztecas, que alertaron a las autoridades mexicanas de la necesidad de realizar una rigurosa campaña de prospección y excavaciones. en 1978 se iniciaron las obras que llevaron al hallazgo y estudio del templo mayor de Tenochtitlán. se pudo comprobar entonces la veracidad de los cronistas. como ellos decían , se trata de una enorme pirámide escalonada con dos cuerpos y dos escalinatas que conducían a la plataforma superior coronada por dos templos gemelos, uno dedicado a la divinidad de la lluvia y las aguas corrientes, Tlaloc y otro a la divinidad del sol y la guerra, el terrible Huitzilopochtli,pero las excavaciones revelaron lo que los cronistas no pudieron ver; debajo del gran templo habían otras construcciones anteriores, con las mismas características, pero de tamaño decreciente, según la costumbre de otras culturas mesoamericanas de construís nuevos templos que recobran totalmente las anteriores construcciones (templo-pirámide de los mayas, como los de Uxmal o Chichén Itzá). Así, aunque los santuarios exteriores del gran templo fueron destruidos por los españoles, se han podido recuperar los templos interiores, diferentes dependencias, esculturas decorativas y un sinnúmero de ofrendas de épocas y procedencias diversas que se conservan en el museo del templo mayor.

El templo circular de Calixtlahuaca.

Calixtlahuaca es una palabra de origen náhuatl, donde calli significa casa, e ixtlahuatl tiene el sentido de llanura, por lo que se puede traducir como "casas en la llanura".
Las primeras excavaciones arqueológicas en la zona de Calixtlahuaca fueron realizadas por García Payón en 1932, quien restauró y habilitó los conjuntos arquitectónicos que conforman dicho asentamiento precolombino, entre ellos el Edificio III. En 1933 Eduardo Noguera realizó algunas intervenciones para que posteriormente, en 1940 llevaran a cabo investigaciones arqueológicas por parte de Romero.
García Payón y Noguera excavaron y restauraron algunos edificios; Arturo Romero por su parte, realizó una breve publicación de algunas características de elementos óseos; éstas investigaciones se llevaron a cabo mediante un convenio celebrado entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Gobierno del Estado de México.
En 1988, el arqueólogo Jaime Cortes Hernández presentó un proyecto para la Zona Arqueológica de Calixtlahuaca, el cual consistió fundamentalmente en solucionar problemas particulares, como son la capilaridad y la absorción pluvial en el núcleo del Edificio III y del Templo de Tláloc.
En el mismo año se le informó al arqueólogo Cortés la aprobación del Proyecto Calixtlahuaca, de tal forma que en enero de 1989 se le comisionó para llevar a cabo los trabajos de su coordinación y dirección, con el propósito de realizar las intervenciones necesarias para la consolidación general del Edificio III, concluyendo que algunas de las causas del deterioro se debían principalmente a la falta de infraestructura para el mantenimiento y conservación de este basamento piramidal y de los demás conjuntos arquitectónicos, desafortunadamente, este programa de trabajo no se llevó a cabo.

En 1989, el arqueólogo Ricardo Jaramillo Luque, director del Instituto Mexiquense de Cultura, presentó al INAH el Proyecto de Readecuación de la Zona Arqueológica de Calixtlahuaca, elaborado por el arqueólogo Morrison Limón Boyce, en colaboración con el entonces P.A. Rubén Nieto Hernández.
En el mismo año de 1989, el arqueólogo Jaramillo envió una copia del Programa de Conservación para la Zona Arqueológica de Calixtlahuaca, al entonces Centro Regional Estado de México, el cual ya había sido entregado con anterioridad al Consejo de Arqueología del INAH para su aprobación; dicho programa incluía acciones urgentes para mejorar la preservación de esta zona arqueológica, así como para protegerla del avance urbano.
En 1990 la P.A. Beatriz Zuñiga Bárcenas presentó ante el Consejo de Arqueología del INAH, una propuesta de señalamiento indicativo, informativo y restrictivo para la Zona Arqueológica de Calixtlahuaca.
En 1992 Zuñiga presentó un Proyecto de Conservación y Señalización para dicho sitio arqueológico, planteándose como uno de los objetivos principales la introducción de sistemas de drenaje subterráneo en el Templo Circular y en el Conjunto Tláloc, interviniendo el Edificio I y proponiendo nivelar el piso para una mejor distribución de agua.
Diez años más tarde, presentó al arqueólogo Emigdio Arroyo García, entonces director del Centro INAH Estado de México (CINAHEM), el Proyecto de Mantenimiento y Conservación del Monumento 16 de la Zona Arqueológica de Calixtlahuaca.
Por último, a finales de 1998, el arqueólogo Jorge Villanueva Villalpando restauró la alfarda sur de la fachada oriente del Edificio III, la cual se derrumbó por las constantes y fuertes lluvias que azotaron la región.

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